El Cuento del Gato y el Buitre
Había una vez un buitre que vivía en la copa de un árbol y un gato que vivía en una colina cercana. El buitre tenía miedo de salir a buscar comida, porque el gato podría atacar a sus polluelos. Del mismo modo, el gato tenía miedo de salir a buscar comida, por temor a que el buitre atacara a sus jóvenes gatitos. Un día, el buitre se dirigió al gato y le dijo: "Vivamos juntos como buenos vecinos, en paz. Ambos haremos un juramento al grandísimo creador Amón-Ra: si tú sales a buscar comida, yo no atacaré a tus gatitos; y si yo salgo a buscar comida, tú no atacarás a mis polluelos".
Así pues, tanto el buitre como el gato hicieron el juramento sagrado a Amón-Ra, de que se comportarían en consecuencia. Un día el buitre cogió un trozo de carne de uno de los gatitos del gato y se lo dio a su polluelo. El gato vio esto y decidió devolverle la carne al polluelo del buitre. Cuando el polluelo se volvió y vio al gato, éste le clavó las garras para que el polluelo no pudiera escapar. El polluelo buitre se volvió hacia el gato y le dijo: "¡Juro por Amón-Ra que ésta no es tu comida! ¿Por qué me has hundido las garras?".
"Entonces, ¿de dónde has sacado esta carne?", preguntó el gato.
Y el buitre le dijo al gato: "¡Yo no bajé volando a tus gatitos! Y si te vengas de mí y de mis hermanos, verás que el juramento que hiciste es falso".
El polluelo de buitre trató de huir volando, pero cayó al suelo porque sus alas no lo llevaban. Mientras estaba en el suelo, le dijo al gato: "Si me matas, tu hijo morirá, al igual que el hijo de tu hijo".
El gato se alejó, dejando al polluelo en el suelo sin tocarlo más.
Cuando el buitre volvió y vio a su polluelo en el suelo, creyó que el gato había intentado comerse a su polluelo. Así que dijo: "¡Me vengaré! Esperaré a que el gato salga a buscar comida para sus gatitos, ¡y sus hijos se convertirán en comida para mis hijos!".
El buitre observó los movimientos del gato, día tras día, esperando una oportunidad para atacar. Después de mucho tiempo, tal y como el buitre había predicho, el gato salió a buscar comida para sus hijos. En ese momento, el buitre se abalanzó, cogió a todos los gatitos y se los llevó. Cuando el gato volvió de cazar, no encontró ni un solo gatito en su casa.
El gato se volvió hacia el cielo y clamó a Amón-Ra: "¡Oh, gran Amón-Ra! ¡Mira mi dolor y juzga al buitre! Ambos hicimos un juramento sagrado ante ti, ¡pero el buitre lo ha roto! Ha matado a todos mis hijos".
Amón-Ra escuchó la voz del gato y envió un Poder Celestial para castigar al buitre. El Poder Celestial buscó a Retribución, que estaba esperando bajo el árbol del buitre. El Poder Celestial ordenó a Retribución que castigara al buitre por lo que había hecho a los hijos del gato. Ahora bien, Retribución hizo que el buitre viera a un sirio en la montaña, asando carne en las brasas. El buitre cogió un trozo de carne y lo llevó a su nido. No se dio cuenta de que había carbones ardientes pegados al trozo de carne.
Cuando el buitre llevó la carne a su árbol, las brasas ardientes hicieron que el nido estallara en llamas. Todos sus polluelos se asaron y cayeron al suelo al pie del árbol. El gato se acercó al árbol, pero no tocó los polluelos. Y el gato le dijo al buitre: "Juro por el nombre de Amón-Ra que, aunque hayas cazado a mis hijos y los hayas atacado y matado, ni siquiera ahora tocaré tus polluelos muertos".
Ese día el buitre aprendió que no se rompe un juramento sagrado a los Neteru.